Imagínate que te pones de acuerdo con tus cuates para que cada un@ ponga una cantidad de dinero al mes en “una bolsita”, y así, el día que alguien tenga un imprevisto, la bolsita tenga dinero suficiente para poder cubrirlo. Para decidir cuánto dinero debe poner cada quién, estudian la probabilidad de que tengan un imprevisto y cuánto cuesta más o menos. Esto es la esencia de los seguros.
Imagina que acuerdan usar el dinero de la bolsita para accidentes de coches y entonces llega una nueva amiga (que no ha estado aportando dinero porque no era parte del grupo inicial), y te dice que acaba de chocar, y quiere darte la aportación del mes y sacar el dinero para poder pagar la reparación de su coche. ¿Qué le dirías? Probablemente le dirías que no, o que si entra, no puede sacar dinero para el choque que ya sucedió, solamente para choques que sucedan en el futuro, ya que su accidente es preexistente a que iniciara su contribución a la bolsita y si le das el dinero, los demás quedarían desprotegidos.
Si estuvieran juntando el dinero para imprevistos en sus casas y sabes que alguno de tus amigos hace fogatas en su cuarto de TV, probablemente no lo invitarías o le pedirías una contribución más alta a la bolsita (un precio más caro) pues es más probable que él tenga que sacar dinero que el resto de las personas que están contribuyendo, dada su afición a la piromanía.
Así como en los ejemplos anteriores, muchas de las reglas que Sofía pone al contratar los Planes de Salud (precio, preexistencias, tiempos de espera, etc.), y de las reglas que pone para poder pagar imprevistos médicos (limitaciones de proveedores, evidencias, tabuladores, etc.), son con el propósito de cuidar la bolsita y asegurar que siempre va a haber suficiente dinero para pagar los imprevistos de salud de todas las personas que tienen un plan con Sofía.
Tratamos de establecer reglas lo más claras posibles de antemano, para evitar sorpresas, sin embargo, cada escenario que se presenta es distinto, y requiere que usemos criterio para interpretar las reglas y tomar decisiones de si alguien puede entrarle a la bolsita o sacar dinero de ella. Aunque a veces nuestras decisiones no sean en el sentido que le conviene a una persona, siempre buscamos apegarnos a las reglas preestablecidas para garantizar que todos puedan seguir contribuyendo y utilizando la bolsita de dinero de una manera responsable y justa.
