Cuando nace tu bebé, lo primero que necesita, eres tú. Tu calor, tus brazos… y tu leche. Amamantar no solo es la forma más natural de alimentarlo, también es una manera de cuidarlo, protegerlo y acompañarlo desde el primer momento.
La leche materna está hecha justo a su medida. Es limpia, segura y se adapta a lo que necesita en cada etapa. No hay mejor alimento para empezar la vida.
Porque le da a tu bebé justo lo que necesita para crecer sano: energía, proteínas, grasas, vitaminas, agua y anticuerpos. Lo protege contra infecciones como diarreas, gripes y otitis, y también ayuda a que su cerebro se desarrolle mejor.
Desde la primera hora de vida, ofrecerle el pecho favorece su salud y fortalece el vínculo entre ustedes. Esa primera leche espesa y amarilla, conocida como calostro, es una verdadera “vacuna natural” rica en defensas y nutrientes esenciales.
Lo ideal es que tu bebé tome pecho cada vez que quiera sin horarios ni restricciones, de día o de noche. Tu bebé puede pedirte cada 2 a 3 horas, aunque puede ser más seguido. Durante los primeros 6 meses, no necesita nada más. Después de este período, puedes empezar a introducir alimentos complementarios y continuar con la lactancia hasta los 2 años o más.
Amamantar no solo le hace bien a tu bebé. Ayuda a tu cuerpo a recuperarse después del parto, reduce el riesgo de hemorragias, mejora tu estado de ánimo y disminuye las probabilidades de tener depresión posparto. A largo plazo, amamantar protege tu salud: reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario, diabetes tipo 2, hipertensión y anemia.
Aunque parezca algo natural, la lactancia puede traer retos. Puedes sentir dolor en los pezones, creer que no produces suficiente leche, tener obstrucciones, fiebre o cansancio extremo. A veces, el entorno no ayuda: hay presión para volver al trabajo, falta de apoyo, mitos, juicios y muchas dudas.
Existen situaciones especiales donde puede ser necesario usar fórmula, pausar o incluso suspender la lactancia. Si estás enferma, tomas ciertos medicamentos o hay alguna condición médica, lo mejor es consultar con un profesional. La mayoría de las veces, con el acompañamiento adecuado, se puede continuar o retomar.
En Sofía, decidimos crear un producto que te acompaña y cuida desde el primer día de tu embarazo y hasta el posparto. Por eso, incluimos asesoría de lactancia y atención en salud mental. Porque acompañar va más allá de ayudar con los gastos, es estar presente cuando todo se junta.
Pedir ayuda no es rendirse. Es cuidarte. Puedes acudir con personal de salud capacitado, consultoras en lactancia o unirte a grupos de apoyo. También hay familiares que pueden compartir sus experiencias, aunque no todo consejo aplica para ti. Quédate con lo que te da tranquilidad y busca respaldo profesional.
Cada lactancia es única. No hay una sola forma correcta de amamantar. Algunas mamás lo hacen exclusivamente, otras combinan con fórmula. Algunas continúan por años, otras lo hacen por unos meses. Lo importante es que sea una decisión informada, acompañada y respetada.